En la rama odontológica la
fístula es un canal (en la mayoría de los casos es milimétrico) entre un
proceso infeccioso interno del diente y el exterior.
Se entiende por exterior al
interior de la boca (encía) y, en casos menos comunes y más complicados, hacia
la piel de la cara.
Le evidencia clínica de la
fístula es una especie de "punto blanco" o "grano (barro)"
que al tocarlo elimina pus.
Este "punto
blanco" usualmente se produce luego de pasar por un periodo de mayor dolor
o inflamación de la zona.
Al producirse la fístula el
pus acumulado en el interior es expulsado (no totalmente) hacia afuera,
descomprimiendo y aliviando la zona afectada.
La aparición de una fístula
indica la existencia de infección en el hueso.
La fístula es la comunicación
de la zona infectada en el hueso con el exterior y se suele manifestar como un
puntito rojo o blanco en la encía.
Fístula formada a partir de
un absceso dentario apical, propagado a través del hueso alveolar hacia el seno
maxilar, suelo bucal, bóveda palatina, vestíbulo oral o piel.
Las causas más comunes de
aparición de una fístula son:
· Una periodontitis apical.
· Una fisura o fractura radicular.
La periodontitis apical es
causada por una pulpa enferma.
A partir de una pulpitis se
puede necrosar la pulpa y si no eliminamos el tejido enfermo de la pulpa, antes
o después saldrán las bacterias y sus productos de desecho (toxinas) a través
de la raíz del diente.
El resultado será la
inflamación e infección de los tejidos que rodean la raíz (hueso alveolar y
ligamento periodontal), causando una periodontitis apical.
Con el paso del tiempo esta
infección se extenderá formándose una fístula.
Fracturas y fisuras
radiculares: Un mal pronóstico en endodoncia.
La fractura de una raíz
condiciona mucho el tratamiento de endodoncia.
Dependiendo de la
localización será viable o no la conservación del diente fracturado.
Las fisuras radiculares son
más difíciles de diagnosticar ya que la raíz aparentemente está intacta.
Estas se pueden localizar en
el 1/3 inferior, medio, superior o extenderse a lo largo de toda la raíz.
El tratamiento de un diente
fisurado con sintomatología (dolor, fístula, absceso) es lamentablemente en
muchas ocasiones la extracción.
Una fistula dental debe ser
tratada por un odontólogo, puede ser de origen de un diente en mal estado, por
lo que es necesario tratarlo.
Si con radiografías se ve un
foco muy grande y a la vez hay movilidad dentaria, lo indicado es realizar la
extracción.
En los actuales momentos, el
dolor de una pieza dentaria o la presencia de una fístula ya no es motivo para
sacarse los dientes.
En la cavidad bucal, la
mayoría de las fístulas tienen su origen en la necrosis de la pulpa con la
consiguiente formación de un absceso periapical o en abscesos de origen
periodontal.
Asimismo, un buen número de
fístulas en piel en la región facial tienen el mismo origen.
En éste último caso, la
O.M.S. las clasifica dentro de los abscesos
Abcesos periapicales con
fístula.
Además de la mucosa oral o
piel, un absceso de origen dentario puede llegar a drenar en senos maxilares o
en la cavidad nasal.
El sitio de drenaje o
fístula generalmente se presenta cerca del diente afectado, la mayor parte por
vestibular, en la encía insertada.
En ocasiones, cuando la raíz
está muy inclinada hacia palatal, el drenaje puede producirse por el paladar.
Sin embargo, en ocasiones es
posible observar fístulas que se presentan a distancia de su sitio de origen,
por lo que clínicamente se deben de revisar todas las piezas dentarias y
estructuras orales.
En el caso de fístulas
extraorales de origen dentario, aproximadamente el 80% de ellas se presentan
debido a piezas dentarias mandibulares.
Cuando están asociadas a
incisivos mandibulares, pueden drenar por el mentón, debajo de éste o en la
cara anterior del cuello.
En el caso de que el origen
sea un premolar o una molar mandibular, el drenaje se puede presentar a nivel
del cuerpo mandibular o en las caras laterales del cuello o en la región
inferior auricular.
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